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jueves, 3 de junio de 2010

EL GRAN GANADOR NO ES SANTOS

Aunque de hecho fue Santos el ganador en la contienda electoral del domingo pasado sobre todo por la enorme margen de diferencia con su oponente màs fuerte, Antanas Mockus, el ganador real fue Vargas Lleras que convirtiò a Cambio Radical, en opiniòn de algùn analista polìtico, en la tercera fuerza por encima de Nohemi y Petro que lo aventajaban en las encuestas, " colàndose en primera lìnea para el futuro polìtico"; es decir, con ese truinfo se le ve con enormes posibilidades para la disputa por el poder en el 2014, si es que tiene intenciones de proseguir la carrera por la presidencia de la repùblica.

Los que abogamos por Mockus no tanto porque nos convenza del todo su pefil polìtico como por ser el rival màs fuerte contra el continuismo y la polìtica guerrerista a toda costa del " todo vale" de la seguridad democràtica, polìtica de seguridad que como dijera alguien " cura el mal pero tiene graves efectos colaterales" como sucede con ciertos medicamentos, no esperabamos una ventaja tan amplia a favor del candidato de la U en las comicios presidenciales pasados, con cerca de 3`000.000 de votos de diferencia. Quizàs las tendencias señaladas en las encuestas que mostraban porcentajes similares en intenciòn de voto para ambos contendores, nos llevò a la idea de que se mantendrìan en las elecciones aunque previamente se vislumbraba un descenso en la imagen de Mockus por algunas posturas y equivocaciones suyas.

El movimiento de la Ola Verde logrò contagiarnos y emocionarnos no sòlo por la figura de Mockus que tiene carisma, desde luego, que es temerario, irreverente, contestatario en cierto sentido, novedoso y creativo, juvenil y algo carnavalesco si se quiere (no es ni mucho menos un polìtico tradicional en su discurso y actuaciòn), sino ademàs por sus dinàmicas de motivaciòn electoral y por los iconos creados a partir de varios objetos (el lapiz por ejemplo) simbolizando sus principios fundamentales tales como la revoluciòn cultural, el respeto por la diferencia, por la vida, juego limpio y legalidad, entre otros y que embelesaron y lograron movilizar a sus toldas y mantener cautivos a muchos seguidores. Pese a esta verdad no es menos cierto que frente a la serie de posturas equivocadas (algunas impopulares) y a la falta de contundencia, seguridad y firmeza en los debates y las presentaciones pùblicas del profesor Mockus, un porcentaje significativo de aquèllos, menos emocional y màs analìtico, con conciencia polìtica formada y ejercicio crìtico, comenzò a dudar de su talante y capacidad para ejercer el cargo de primer mandatario de la naciòn y buscò entre los demàs candidatos opciones, quizàs entre Petro y Pardo aspirantes no uribistas. Algunos aùn indecisos finalmente no lo acompañaron.

Y es que nuestro querido profesor Mockus imagen de transparencia, honestidad y " estilo diferente" tiene algunas cositas por ajustar no sòlo en su contenido programàtico y sus planteamientos polìticos, admistrativos, econòmicos, etc, en el manejo del tema de la seguridad, sino que adolece de rasgos propios que serìa bueno igualmente modificar: su marcada tendencia a conceptualizar los temas, a darle muchas vueltas a las argumentaciones, a sustentarlas teòricamente (propio del escenario acadèmico pero no del polìtico, por lo menos a nivel de la plaza pùblica y los debates televisivos); se contradice con facilidad y le hace falta a su discurso màs contundencia, seguridad y firmeza, y en opiniòn de algunos màs seriedad. Por otro lado su campaña creo deberìa enfocarse màs en resolver estos vacìos que en insistir en las dinàmicas para mantener emocionados a sus seguidores y en quemarle tiempo excesivo a las arengas y consignas de la multitud en las concentraciones a las que asiste. Queda la sensaciòn de estar en un encuentro de superaciòn personal o de mercadeo multinivel cuando se asiste a una concentraciòn suya, del cual se sale altamente motivado y emocionado. Paradògicamente parte de su èxito proselitista radica en ello precisamente. Muchos seguidores suyos mantendràn ese estado de exaltaciòn hasta la segunda vuelta, pero otros se iràn en desbandada si el asunto queda simplemente en esto.

A Mockus le toca volverse màs serio y menos deportivo, sin perder su estilo personal que es su impronta, pero al cual amerita darle un nuevo ropaje. Deberìa aprender de sus contrincantes lo que le convenga y oir a sus asesores: ayer en uno de los noticieros televisivos un periodista le preguntò que si no temìa al riesgo de sufrir otra derrota frente a Santos. Contestò, demoràndose algo en su respuesta, ".....pues.... no! Inmediatamente Peñalosa y Lucho le soplaron al oìdo: NO ! NO! NO! dàndole a entender que eliminara la palabra "pues" , no dudara y lo expresara tajantemente. Sus escuderos ya estàn al tanto de sus debilidades y parece que estàn tomando las medidas del caso (ojalà pronto y en forma amplia) en el manejo de los escenarios pùblicos.

A la gente le gusta oir propuestas concretas referidas a sus necesidades màs sentidas y no cosas abstractas por màs que se adornen simbòlicamente.

Le queda al aspirante del làpiz y el girasol el reto de enfilar baterìas y rediseñar su campaña buscando nuevas estrategias para atraer adeptos, para que regresen los que se fueron y lleguen los de los grupos perdedores, ademàs de establecer alinzas partidistas.

De todas maneras los que estamos con Mockus lo estamos pese a sus puntos dèbiles pues representa en estos momentos una oportunidad de frenar tendencias polìticas e ideològicas extremistas en este gobierno con altas dosis de corrupciòn y violaciòn de los derechos humanos, que privilegian la guerra a toda costa (el famoso " todo vale ") en su ciega persecuciòn del terrorismo y que en muchas de sus actuaciones no son expresiòn de la democracia, al contrario raya con los regìmenes autoritarios (que tambien se visten y maquillan de democràticos). Aunque se quiera tapar el sol con las manos las irregularidades del gobierno, sus excesos y desmanes y las evidencias reiteradas de la participaciòn de funcionarios cercanos al presidente hacen este intento infructuoso.

Santos es heredero de Uribe y parece heredar lo bueno pero tambièn lo malo de su benefactor polìtico. Tal vez allì radica su mayor debilidad: no cuenta con la independencia ideològica y polìtica para gobernar sin presiones y dictàmenes pues està ligado a Uribe por el cordòn umbilical que tal vez èste no desee cortar. ¿ No gobernarìa Uribe detràs del trono como una forma de " reelecciòn ", estado permanente que tanto le gusta, para mantenerse en el poder en la eventualidad del triunfo de Santos? Ahì les dejo la reflexiòn.



Escrito por JORGE DUQUE

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