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jueves, 12 de febrero de 2009

Por qué nos atraen los pechos y las caderas de las mujeres ¡por amor de Darwin!

Salud y Consumo

Por qué nos atraen los pechos y las caderas de las mujeres ¡por amor de Darwin!

jue feb 12 15:03

La atracción que sentimos, a tal grado de provocarnos tremendas erecciones, hacia los pechos, caderas, glúteos y demás atributos físicos de una mujer tiene un fundamento que, aunque suene muy animal, es meramente animal. Igual que la mujer busca estabilidad, el hombre busca poder de una u otra manera: intelectual, físico, material. Todo obedece a cuestiones de la perpetuación de nuestros genes. Darwin lo exponía ya hace dos siglos.


Se ha hablado todo sobre este naturalista y aún hay para otros mil años. En el presente texto trataremos de explicar la cuestión expuesta en el título, y otras más, con el fin de intentar ilustrar la enorme importancia que el británico ha dejado en el mundo.


Todos asociamos a Darwin con el siguiente enunciado “el hombre evolucionó a partir del primate”. Esa es la idea. Pero detrás de esto hay toda una teoría que revolucionó la forma de pensar, en este caso la victoriana, que le tocó vivir a él. Si planteáramos la pregunta del título en esa era, primero seríamos condenados y separados socialmente, y después, como buenos “British Gentlemen”, responderían: “Por designio divino”.


¿Se imaginan este tipo de respuestas en la sociedad actual? Pues eso era lo común antes de Darwin, incluso durante su tiempo, pero conforme la sociedad científica comenzó a comprender lo que su legado ofrecía la cosa fue cambiando. Nos fijamos en los pechos y las caderas de las mujeres por una cuestión reproductiva, evolutiva, de supervivencia de nuestros genes. Queremos perpetuarnos a través de nuestros genes.


Lo explico: ¿Qué es lo más importante que tenemos? Nuestra propia vida, sin ella no es posible nada; los mamíferos poseen, bajo condiciones normales, un casi indestructible instinto de supervivencia. Tratamos de reproducirnos para perpetuar esos genes, motivo por el que excitan, a los hombres, las caderas y los pechos de la mujer (hablo en términos generales; habrá, como es lógico, excepciones).

Pues unas caderas y glúteos prominentes se asocian a un canal pélvico amplio, y unos pechos grandes son sinónimo de leche materna; estos dos factores son positivos para, primero, un parto exitoso o con pocas posibilidades de distocia (parto laborioso), y, segundo, pechos pletóricos de leche se asocian a más probabilidades de que esa críe se logre bien.¡Nos estamos perpetuando a través de nuestros genes!


Por falta de espacio no entro en más profundidad en el tema, pero pueden consultar mi blog donde lo explico más a fondo, incluso cito un libro maravilloso de David Barasch, con el que entenderán muchos conceptos de vuestros comportamientos tan sexuales y tan animales: http://e-periodista-salud.blogspot.com/


Simplemente plantéense a sí mismos las siguientes preguntas, sin que esto justifique las inequidades sociales, capitalismo radical, racismo, belicismo, neoimperialismo, etcétera; verán en el fondo a Darwin: por qué tememos tanto a las crisis, por qué nos arreglamos cuando salimos con alguien del sexo opuesto, por qué nos cuesta tanto mostrarnos como somos, por qué queremos sentirnos identificados o parte de un grupo, por qué huimos tanto de la soledad, por qué son tan efectivos los discursos políticos que ofrecen bonanza…

Por Carl Boss

Imagénes y texto extraídos de salud y consumo de Yahoo

domingo, 1 de febrero de 2009

LA GRIPA ENTRADA A....

“La gripe en la infancia se ha convertido en la puerta de entrada de la gripe y otras infecciones víricas en personas de la tercera edad merced a los cambios de hábitos de vida”. Esta es la principal conclusión que se extrae de las reflexiones de Víctor Bustamante, miembro del Servicio de Epidemiología del Hospital de Basurto, y ponente de una nueva cita de la iniciativa divulgativa “Encuentros con la salud”, promovida por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao España y la Facultad de Medicina y odontología de la Universidad del País vasco (UPV-EHU). Éste es el punto de partida de la conferencia impartida esta tarde en la Biblioteca de Bidebarrieta donde se pondrá de manifiesto que “el contacto permanente de nietos y abuelos, propiciado por la estrechez de horarios de los progenitores, incrementa el riesgo de un salto de patologías víricas de la infancia a la senectud”.

Advierte Víctor Bustamante que “es un hecho epidemiológico contrastado que las epidemias víricas llegan a la sociedad a través de los más pequeños”. A la hora de concreción en porcentajes, el especialista observa que “aproximadamente en el 65 por ciento de los casos es el niño quien introduce el virus en su entorno”. Un estudio basado en la observación concluye que “dos o tres semanas después de la incubación, la enfermedad respiratoria pega el salto a los adultos, sobre todo en lo que se refiere a las patologías respiratorias”.

No es un asunto menor. No en vano, “los índices de morbilidad y mortalidad de las personas de la tercera edad que presentan problemas respiratorios son significativos. Así, una epidemia de gripe en la infancia, que se resuelve con un tratamiento convencional, puede convertirse en un problema de salud mayúsculo”. A este grupo de riesgo de la tercera edad ha de sumarse el de los “enfermos crónicos, un tipo de pacientes también sensibilizado ante esta epidemia”.

La prevención se asoma, entonces, como “el remedio más eficaz para evitar la propagación del virus. La vacunación de los grupos de riesgo – personas con una enfermedad crónica y mayores de 65 años- es la vía más recomendable. Conviene recordar”, puntualiza el experto, que “a los problemas respiratorios se suman, de modo habitual, las dificultades cardiacas de las personas de edad avanzada, lo que extrema el riesgo”. “El aumento de mortalidad en esta población que se observa en las fechas invernales tiene que ver con el asalto por los virus respiratorios”.

No basta con emprender una campaña preventiva de vacunación. Víctor Bustamante recomienda “una intensa campaña de vigilancia epidemiológica que acentúe la eficacia del tipo de vacuna. Es conocido que las epidemias de gripe suelen comenzar en Asia y que recorren Europa en descenso, de norte a sur, lo que incrementa el tiempo de margen de reacción de los países de la órbita mediterránea”.

Agrava la situación las bajas temperaturas del duro invierno, si bien Víctor Bustamante estima que “la virulencia del virus este año no es mayor que la de cursos precedentes. Ocurre, eso sí, que el frío agrava las posibles complicaciones y eleva el índice de morbilidad y mortalidad de la enfermedad y la aparición de neumonías”.

No es un asunto menor. Las gripes y catarros afectan de manera directa a complicaciones anteriores. “En no pocas ocasiones”, subraya el especialista, “se incrementan los infartos de miocardio, derrames cerebrales y embolias. Las enfermedades cardiovasculares se resienten de manera significativa en caso de asociarse a dificultades respiratorias”. “Es cierto que cada año hay pacientes que mueren directamente de gripe, pero son muchos más los que, con otras enfermedades, fallecen con ella.”

El título y las negrillas son mías: Jorge Duque

Artículo tomado de potalesmédicos.com

Imagen tomada de http://www.eladelantado.com/ampliaNoticia.asp?idn=75554&sec=1&offset=0